Te despiertas por la mañana y te atas las zapatillas. Imaginas tu entrenamiento perfecto. La distancia que correrás. El peso que levantarás. El sudor goteando por tus bíceps. El apretón de dientes al esforzarte al máximo, al levantar la repetición extra. ¿Qué tipo de música suena? Probablemente ya lo sepas.
¿Por qué?
Escuchar música durante el entrenamiento no es nada nuevo. Los romanos solían escuchar música mientras remaban: escuchaban a un tamborilero tocar el tambor con cada golpe de remo. La música crea un ritmo, y con el ritmo viene un tempo. La mayoría de los atletas encuentran un tipo específico de música psicológicamente inspirador. Pero también descubren que los estimula físicamente. La música puede afectar tu cuerpo y mente de muchas maneras, lo que terminará mejorando tu entrenamiento.
Inmunidad - Ponemos a prueba nuestros cuerpos constantemente, y nuestros cuerpos nos ponen a prueba constantemente. Desafortunadamente, a veces esas pruebas vienen en forma de virus, y nadie que entrene seriamente tiene tiempo para combatir las enfermedades, ¿verdad? Por suerte, la música fortalece el sistema inmunológico gracias a las hormonas que libera. Hablando de hormonas, también ayuda a reducir el nivel de cortisol que produce nuestro cuerpo, lo que alivia el estrés.
Reducción de la fatiga - ¿Alguna vez has escuchado música a un ritmo acelerado por la mañana temprano? ¿No te hace sentir como si hubieras tomado un café? La música es conocida por combatir la fatiga, así que no está de más acompañarla con un entrenamiento intenso. Incluso puedes crear una lista de reproducción de calentamiento que aumente el ritmo para animarte.
Frecuencia cardíaca - Escuchar música a un ritmo determinado al entrenar puede ayudarte a regular la respiración, algo que todos necesitamos cuando nos esforzamos al máximo. La próxima vez que entrenes, elige una canción con un ritmo alto (pulsaciones por minuto) y comprueba si puedes regular tu ritmo y respiración con la música.
¿Cómo debo organizar mi música para entrenar?
Te recomendamos tener un par de listas de reproducción diferentes según el tipo de entrenamiento que hagas. Es bueno tener una lista de reproducción básica para calentar que te motive y una de enfriamiento que te relaje. ¿Pero qué más? Te sugerimos que hagas una lista de reproducción por tempo. Si buscas un entrenamiento más relajado, como una carrera suave, haz algo con un BPM más bajo, quizás alrededor de 120. Si, por el contrario, buscas un entrenamiento más duro, como uno de alta intensidad, intenta aumentar el BPM de tus pistas para activar tu frecuencia cardíaca y ayudarte a superar tus límites.
¿Con qué frecuencia debo cambiar mi música?
Intenta cambiar tu música cuando cambies tus entrenamientos. Así como tu cuerpo se acostumbra a ciertos ejercicios, tu mente también se acostumbra a ciertas melodías.
¿Por dónde empiezo?
Hemos recopilado una lista de 10 canciones para ayudarte a empezar, incluyendo una variedad de géneros y artistas. Prueba a escucharlas la próxima vez que te pongas a sudar:
- “El ojo del tigre” de Survivor
- “Walk This Way” de Aerosmith
- “Hasta que me derrumbe” de Eminem
- “Muévete perra” de Ludacris
- “Bienvenido a la jungla” de Guns N' Roses
- “Time of Our Lives” de Pitbull y Ne-Yo
- “Fancy” de Iggy Azalea y Charli XCX
- “Prefiero ser” de Clean Bandit, Jess Glynne
- “Bang Bang” de Jessie J/Ariana Grande/Nicki Minaj
- “Go Hard of Go Home” de Wiz Khalifa